A esa joven que me topa en el parque
cuando estoy sentada en una banca
con mi libro
que hace ruido cuando pasa y al mirarla
me sonríe.
¿Por qué cuando me cruzas volviendo del kinder
con tu hijo de la mano lo miras de repente
como si fuera a desaparecer
porque voy por el camino?
Yo no soy responsable
de los padres criminales
que protege la iglesia que tú sigues.
Solo soy culpable de amar con devoción
a una mujer que nada tiene que ver
con el hijo tuyo que va a crecer para odiarme
por tu culpa.