El gusto punzante del temor
que provoca el filo de un cuchillo
(cuentos)
Isis está sentada sobre las piernas de su abuelo, que se yergue bajo el cielo estrellado como un gigante.
—Mira mija, ¿ves esa estrella de allá? ¿la más brillante del cielo?
Isis eleva la mirada siguiendo la dirección que apunta el dedo calloso de su abuelo. Dedo moreno de hombre que trabaja el campo y se gana la vida desde niño.
—La estrella del Norte. Ésa eres tú mija. La más brillante del cielo.
Isis aún no habla, pero contempla emocionada su destino, brillando frente a ella como ahora brilla el reflejo del cuchillo con el que parte la cebolla para su quesadilla.
Han pasado muchos años.
No tantos como los que pasarán antes que Isis encuentre las palabras adecuadas para describir el temblor de su mano que sostiene el cuchillo, y la respiración agitada y el eco de las burlas y el escarnio que quizás su padre también soportó de niño, y soporta aún en el trabajo, quién sabe.
Porque Isis es aún demasiado pequeña para comprender que también los adultos aman ser crueles entre ellos. Pero ya no es tan pequeña, porque ahora puede picar la cebolla sin tener que subirse al banquito para alcanzar la mesa de la cocina, y puede voltearse con el cuchillo firme en la mano, los ojos brillantes más que por las lágrimas, por el filo. Cuando su papá se acerca una tarde de domingo, que al parecer no hay nadie en casa más que ellos dos, o nadie con lo que hace falta para defenderla.
Por eso ahora voltea Isis lentamente con el mango firme en la mano, aunque la mano tiemble por el impacto de su propia decisión, porque ahora en vez de agarrarla y pegarle como siempre. Su padre se aleja para gritarle lo pendeja que está desde las escaleras, y llorando y sonriendo con el placer amargo que significa para ella el miedo asomándose en los ojos de su padre, Isis termina de cortar cebolla y para festejar su triunfo, en vez de una, se prepara cinco quesadillas bien sabrosas. Más aún, ahora que ha probado y se ha enamorado del poder de su propio odio, y el gusto punzante del temor que provoca el filo de un cuchillo.
Notas de autor – Taller literario online – Ejercicio de escritura 3
Hablando específicamente del arte de escribir, sinceramente creo que hacer mal el ejercicio es mejor que no hacerlo. No podría decir lo mismo de la danza por ejemplo. En danza hacer mal un ejercicio puede significar una lesión grave (desgarrarse un músculo por ejemplo, been there, done that, CERO divertido eso…)
PERO al escribir siendo que las ideas, cuando las trabajamos con interés y vocación, lo peor que te pueden hacer es que te sientas profundamente avergonzado de ti mismx.
Cuando te das el permiso de SENTIR como un verdadero poeta, escritor o artista debe darse permiso de pensar y sentir, si quiere de verdad conectar en la fibra de lo humano con sus lectores y su público, ENTONCES
las ideas y los sentimientos empiezan a “girar” en torno a tu habilidad para escribirlos. Como si danzaran a tu alrededor y tu trabajo fuera más de dibujante que de escritor, solo que en tu caso, las palabras deben ser las que muestren el panorama, el retrato o la fotografía.
La historia de Isis – algunas aclaraciones sobre este cuento
Yo en esta ocasión sentí demasiada pereza para ponerme a reflexionar del por qué escribo, o mi relación con la literatura, como era el ejercicio literario de esta sesión.
(Para que veas que hasta a mí me da flojera a veces escribir, y eso que son mis propios ejercicios).
PERO pues es que un escritor escribe. Aunque lo que sea, y se supone que los escritores son gente creativa.
Y como gente creativa, a menos que tengas algún conflicto que esté obstaculizando tu creatividad, pues como gente creativa si no se te ocurre una solución, en mi opinión deberías ser perfectamente capaz de inventarte (o al menos aspirar a inventarte) una buena solución.
¿Sino, de qué sirve ser creativo?
Entonces como esta ocasón no tenía mente para ponerme a reflexionar sobre el por qué yo escribo, mejor conjuré a uno de los personajes de una novela que he intentado escribir varias veces desde que tengo 21 años, pero que aún no escribo, y “me/le pregunté” a ese personaje, Isis, ¿ella por qué escribe? Y fue saliendo eso…
No es en sí LA TAREA del ejercicio, ni siquiera son 500 palabras, pero es en mi opinión un ejercicio de escritura mínimo decente, no solo porque me gusta en lo personal como quedó. Sino que le dediqué tiempo y atención al texto para que al final sonara como yo quería que sonara, o lo más parecido posible.
Un escritor, poeta, artista que siente verdadero amor y vocación por su arte….
Un escritor, un poeta, un artista que siente verdadero amor y vocación por su arte, en mi opinión no solo encuentra la manera de vencer los demonios creativos del miedo o la vergüenza o la apatía que le detienen de escribir, sino que usa como combustible la energía negativa de sus propios demonios creativos para seguir creando.
Ahí está la verdadera magia y maestría del arte, en mi opinión. La capacidad (no es fácil, yo sé que no es fácil, pero es posible y cuando le agarras la onda hasta es mega divertido y satisfactorio) de usar tus ideas, tus emociones, tu fuerza creativa para crear arte sublime. En forma de imagen o ruido o texto, da igual, pero sublime.
Tu objetivo al escribir y hacer arte
Conmover el centro mismo de la fibra humana. Aunque esa aspiración pocas veces se realice.
No por ello dejaremos (ni tú ni yo) de aspirar siempre a ese objetivo. Y la capacidad para lograr ese objetivo es lo que aspiro también a compartir en mi taller literario online y en todo lo que escribo aquí en el blog, y en general en todo lo que hago y la manera en la que vivo.
El arte y la literatura es importante para mí, es importante para resolver y sanar el tejido social, y yo sé que personalmente también es importante para ti. Y por eso te agradezco que estés aquí compartiendo conmigo todo esto.
Recuerda que tú también puedes aprender a escribir y a expresarte como tu quieres, pero necesitas dedicarle a tu arte ganas y tiempo.
Esa es la única manera para lograr las cosas increíbles que tú quieres lograr, con muchas ganas, con mucho amor y lo más que puedas de tiempo.