¿Recuerdas cómo fue que se reveló ante ti por primera vez la poesía, la literatura, las artes que te gustan?
Platícame en comentarios.
En mi caso, la poesía la descubrí gracias a mi papá cuando era muy pequeña.
Me gustaba acompañarlo a un pedacito de bosque cerca de la casa donde pasaba un pequeño río.
A los dos nos gustaba la naturaleza.
A él yo creo porque le recordaba al campo de su infancia y a mí yo creo porque resuena sublime y profundo con el espíritu de la tierra y los ancestros que me habitan.
Yo lo acompañaba y jugaba a las aventuras, pescando langostinos y renacuajos en el río mientras él cortaba leña. Monterrey, mi ciudad, es una ciudad industrial, con un evidente desinterés por el medio ambiente y la conservación natural. Así que para mí ese pequeño bosque era un pedazo de paraíso.
Me encantaba ir. Lo acompañé muchas veces, pero un día inolvidable a él se le ocurrió recitarme unos versos de memoria.
Entre morir y no morir
me decidí por la guitarra
y en esa intensa profesión
mi corazón no tiene tregua
Testamento de otoño – Pablo Neruda (poemas, voz Denise Longoria)
Lo recuerdo bien, alto y moreno, su rostro alegre.
Mi papá no era alto. De hecho no pudo entrar de médico militar al ejército como el quería, según me contó una vez, porque no llegaba a la altura reglamentaria.
Pero en ese entonces yo tendría seis o siete años, así que para mí era un gigante. Lo amaba profundamente, pero también me daba mucho miedo.
Mi papá era iracundo y sátiro. Casi siempre estaba enojado, le gustaba chingar para desahogar la frustración de una vida y un trabajo que lo agotaba y decepcionaba. Nunca medía sus palabras cuando hablaba, era rígido en sus convicciones. Para él, sólo él tenía toda la razón siempre y nadie más. Y podía llegar a ser abusivo, burlón y cruel para imponer su autoridad.
Quizás por eso no tolero a la gente así. No tolero a la gente que intenta convencerme a toda costa que ellos tienen la razón y definitivamente no tolero a la gente burlona y cruel.
A mi papá lo amaba porque era mi papá, su corazón noble y su tristeza infinita. Pero él es la única persona así que estoy dispuesta a amar.
El caso es que para mí ese día fue muy importante, porque lo recuerdo alegre, no sé por qué se habrá sentido inspirado el caso es que me recitó los primeros versos del poema Testamento de otoño de Pablo Neruda.
Que yo ni sabía, ni me importaba, qué cosa era un poema.
Lo único importante para mí en ese momento fue que de pronto mi papá dijo algo, unas palabras que no sabía que significaban pero que se escuchaban diferente a nada que yo jamás hubiera escuchado que él me dijera.
Al escucharlo pronunciar esas palabras, de pronto sentí como si el tiempo, el bosque y hasta el agua se hubieran quedado quietos un momento igual que yo para escucharlo. Sentí como si sus palabras fueran algo vivo que entraba en mí como una sustancia a la vez luminosa e invisible.
Sentí eso vivo en las palabras entrar en mí, fundirse conmigo, bañarme de luz, de alegría, de nostalgia.
Y entonces yo seguía siendo yo, pero ya no era la misma.
La poesía había encontrado un nido en mí y desde entonces ya nunca me abandonó.
Muchas gracias a los poetas por su poesía, a Pablo por sus palabras y a mi papá por esos breves, intensos, clarividentes momentos que de entre todo lo que borra el tiempo, conmigo permanecen para siempre.
¿Y tú cómo descubriste la poesía, la literatura y las artes que te gustan?
Cuéntame en comentarios y que andes súper bien.
Un abrazo.