Las estrellas crujen

Porque te quise querer

pero no fuimos suficiente y

lo sabía, lo sabías

lo sabemos todos

que solo un loco

le cierra las puertas al amor

el un idiota deja de vivir por miedo

porque no es suficientemente listo

para saber que la recompensa

es la vida misma

vivida en la carne

día con día

por uno mismo

no por otras personas

electrodomésticos

libros o

lo que sea

que no sea

uno mismo

y decidimos

jugar el juego

que llamábamos así

para no comprometernos

pero nos comprometimos

nos casamos

tuvimos muchos hijos y

tuvimos mucho miedo

sabíamos por qué

pero no queríamos decirlo

y no tuvimos qué, vivimos

entonces la lluvia

el temblor

la muerte, el dolor

sucedieron

y henos aquí

Mudas

Sordas

Torpes

viviendo cada quien

su universo

como dos rayitos de luz

iluminando quién sabe qué

deseando quién sabe qué más

viviendo casi completamente

casi, excepto por un puntito

por una mísera fracción

como por decir

la Tierra en el universo

y en ese puntito

alejado, aparentemente

solo vive un calor deseado

desde hace tanto, tanto

esperando ser

encontrado esperando.

¿Qué va a ser?

¿Qué va a suceder?

Hace tanto que nacieron las estrellas

tanto que los hombres nombran

constelaciones que no recuerdan.

¿Cómo te vas a perder con un GPS?

¿Cómo esperas recordar cuando nacieron las estrellas

si ni siquiera recuerdas cuando naciste?

y así podrían pasar años

años años años risa años

sombra años

cuando te acuerdas

que pasaron

y ya fueron muchos ya

no van a volver

y dices —¿Qué hubiera pasado?—

Casi como ir de compras

como una neurótica

en quién sabe dónde

mordiéndose las uñas

preguntándose qué hubiera pasado

si se compraba los zapatos rojos.

—¡Yo quería los rojos

eran para mí los rojos

solo por pendeja no

me los he comprado!—

y en vez de eso se ha comprado

unos azules que no le gustan

y todos dicen que le van bien

ella sabe que le van bien

pero no le gustan.

Ella quería los rojos

entonces, vivimos todos

con zapatos que nos van bien

pero no son los que queremos y

nos mordemos las uñas

nos jalamos el pelo

nos compramos más zapatos

sin pensar que podríamos

sencillamente

quitárnoslos

ponernos los que nos gustan

intercambiarlos

andar descalzos

andar en zancos o

hacer lo que sea necesario

para estar cómodos nosotros,

porque cada par es único

cada ser es único

nadie borrará nuestro encuentro

nadie nos podrá hacer pensar

que lo que sabemos que es

no es cierto.

Así que opino que quizás

deberíamos ya no defendernos

darnos cuenta que quizás

no hay ningún ejército aguardando

tan sólo el viento helado de invierno

esperando atravesarnos los huesos

y suceder, como todo lo demás

ha estado sucediendo.

Igual pero diferente como ahora

Igual pero diferente

porque queremos que sea ahora.

Pero queda en la memoria

tuya, para ti

como este intento de copla

que si fracasó

qué importa

porque ese no era el punto

y la nebulosa se desenreda

la razón choca

pero yo sigo, qué importa

porque te digo que no era el punto

sino decirte, cantando

todo lo que te he dicho ahora

Poema tomado de Los viajes oníricos de Onán I

Deja un comentario