Marcia Caruso | BIG WAVES 1

autorretrato en cuarentena | # 36

Marcia Caruso

“Autorretrato en cuarentena”

Carusa Asurac

Me dedico a la fotografía en forma amateur desde el año 2012, cuando un familiar se descartó una cámara analógica por considerarla obsoleta.

A partir de entonces, las fotos me acompañaron desde un lugar de cotidianidad, registrando momentos, lugares, personas que consideré significativas. Me sirvió de excusa para vagar por la calle, por ejemplo. Para detenerme en cualquier sitio a contemplar lo que sea. Circulé por algunos espacios de aprendizaje; una amiga hermosa me enseñó a observar la luz.

Pronto no alcanzó con el mero registro: apareció el tema de la edición. Otra hermosísima amiga me enseñó a usar programitas y comencé la exploración.

Probando y errando, me extasié durante horas estallando los colores y las formas de aquello que había observado. La posibilidad de intervenir libremente, sobre todo las fotos que no terminaban de ser interesantes en su modo “convencional”, abría toda otra dimensión. Aparecieron seres extraños, que llamé “marcianos”, así como yo me llamo y muchas veces me siento, al intentar construir otros mundos posibles dentro de esta realidad lamentable en la que vivimos.

Me divertían muchísimo, pero también me daban un poco de vergüenza. No conocía el “arte glitch” y toda esa estética del error como un movimiento artístico. No es sino hasta ahora, que la pandemia nos confinó a una vida “pantallizada”, que estas imágenes cobraron otro sentido. Cuando Denise me invitó a colaborar en el proyecto, reaparecieron con fuerza desde el margen de mi memoria –o la de mi pc. Encontraron un encuadre que les dio cuerpo.

Toda esta época vendría a ser la comprobación de que el progreso tiene sus grandes errores, y es ahí donde considero posible la vida: nada hay de nutritivo en las normas, la tan adorada seguridad resultó ser la ilusión que hace tolerables a los distintos modos de la represión. En el error existimos y cada tanto armamos alguna pequeña cosita que se parece a algo acabado, a algo vendible o “lindo”, que quizás no tiene tanto que ver con nosotrxs pero que nos sirve para socializar y pagar las cuentas.

La imagen que comparto es mi autorretrato de cuarentena. Estoy en mi casa, sus paredes son un reflejo de mí misma, también me reflejo en la pantalla que me observa mientras sostengo una cámara amorosamente prestada. ¿En qué superficie estoy “más” representada? ¿Dónde queda mi cuerpo en una realidad en la que me presento a través de la imagen de mi imagen? Hay en ese juego de espejos, de ojos y de lentes, una rara explosión de libertad que, de a poquito, comienzo a disfrutar…